El afamado cantante Alejandro Sanz se encuentra en medio de una tormenta mediática luego de las declaraciones públicas de Ivet Playà, una joven catalana que asegura haber tenido una relación cercana con el artista. Según el equipo legal del músico, la joven habría intentado extorsionarlo. La información fue dada a conocer por el medio español Artículo 14, que tuvo acceso a documentos y testimonios de ambas partes, desvelando una historia tan personal como conflictiva.
De acuerdo con el relato de Playà, el vínculo inició en 2015, cuando ella tenía 18 años y era una fan entusiasta del intérprete, que entonces tenía 49. Tras varios contactos en redes sociales, logró comunicarse con el equipo del cantante y, en 2016, obtuvo una entrevista académica que derivó en una relación más cercana. En 2019 se trasladó a Madrid, donde colaboró profesionalmente con el entorno del artista, sobre todo en el manejo de redes sociales, una relación que describe como “emocionalmente dañina y desigual”.
Según lo publicado por Artículo 14, en marzo de este año, Ivet Playà contactó a la oficina de Alejandro Sanz para informar que poseía contenido íntimo —imágenes y audios de índole sexual— compartido a inicios de 2024, cuando ella tenía 25 años. De acuerdo con la versión del equipo legal del cantante, ella condicionó la no divulgación de dicho material a alcanzar una “solución negociada”.
En mayo, el abogado R.A.O., integrante del bufete Roca Asociados, se comunicó formalmente con los representantes de Sanz. La propuesta: que el cantante invirtiera cerca de un millón de euros en tres proyectos: las firmas Jardineras Bayer e IPM Comunicación, y la compra de un inmueble en Collbató. A cambio, el artista obtendría únicamente un 5% de participación. “Una inversión desproporcionada que se produce tras la advertencia del material íntimo”, explicaron los abogados de Sanz a Artículo 14.
Alejandro Sanz confirmó a través de redes sociales que tuvo una relación con Playà “como adultos libres” y expresó su pesar por cómo evolucionaron los hechos. Su equipo rechazó la propuesta de inversión y declaró que estudian acciones legales por un posible intento de extorsión.
Por otro lado, los defensores legales de Ivet Playà niegan categóricamente cualquier forma de chantaje. Uno de sus representantes aseguró al medio español: “Ella no pidió dinero a cambio de silencio. Si creen que hubo delito, que denuncien”. Playà afirma que su intención no es legal, sino moral, y que busca exponer conductas “emocional y éticamente inadmisibles”.
El caso ha generado un amplio debate en redes sociales y medios internacionales sobre el consentimiento, el poder en las relaciones afectivas y la exposición pública de lo privado. En un video que circula en plataformas digitales, Playà dijo sentirse “engañada, utilizada, humillada y sucia” y expresó su deseo de cerrar este capítulo hablando con su propia voz.
Hasta el momento, no se ha presentado una denuncia formal ante la justicia, por lo que el conflicto se mantiene en el plano mediático, alimentado por declaraciones enfrentadas y opiniones divididas.