Las tierras del páramo, a 29 años del fallecimiento de Juan Rulfo

Colima.- Caminando por las calles del Sur de Jalisco, la imagen de un escritor emerge erguida ante la llegada de la modernidad.

La negación de su lugar de origen, el cubrirse de sombras, las suposiciones en torno a su adicción al alcohol y sus relaciones con el mundo de los muertos son algunos mitos que lo rodean; mientras tanto él aun cobra vida cada vez que sus libros se abren y con ellos el realismo mágico inunda la tierra que nos han dado.

Caminado por las calles del Sur de Jalisco parece ver a Juan sentado en una banca de cualquier jardín, o entre los surcos de cualquier tierra.

Hoy los campesinos ya no tienen paramos, salvo Pedro, el cacique, se dice que aun lo conserva, ni en el siglo XXI es fácil cambiar de apellido o desatarse de la melancolía.

Juan Nepomuceno Carlos PérezRulfo Vizcaíno nació en Sayula, Jalisco el 16 de mayo de 1918, sus padres fueron Juan Nepomuceno Rulfo y María Vizcaíno Arias.

Hombre rodeado de mitos y leyendas que el mismo creó, Ricardo Pacheco Colin señala “Juan Rulfo acostumbraba inventar datos personales porque ni se apellidaba Rulfo ni nació en San Gabriel, ni su natalicio ocurrió en 1918, como aseveraba el autor de Pedro Páramo”.

En nuestros días la percepción del escritor es sombría, se le muestra distante y con la mirada perdida, como viendo muertos entre los vivos (o por lo menos imaginándoles), hombre marcado con el dolor de las luchas cristeras donde su padre fue asesinado, habitante de un ambiente desolado, alma insensible e inexpresiva, duro como piedra que se vuelve polvo.

A pesar de que negó siempre que sus obras fueran biográficas, pasajes claros de la vida de Juan y los modos de vida del sur de Jalisco quedan al descubierto al adentrarse en sus textos.

Podría haberse desarrollado en Sayula, en Apulco, en Tonaya o en San Gabriel, cualquiera pudo haber sido un personaje por que el pueblo es el protagonista.

Apreciamos la pura anécdota social, la vida de los campesinos victimas del reparto agrario en un universo donde cohabitan lo misterioso y lo real. Un lenguaje parco y preciso, frases cortas, pocos adjetivos; lenguaje exacto y expresivo. El diálogo cotidiano.

Recientemente la Presidencia de la República señaló que, con sólo dos obras, el libro de cuentos El llano en llamas y la novela Pedro Páramo, Juan Rulfo se convirtió en uno de los grandes escritores en lengua hispana del siglo XX, que marcó un hito en la literatura mexicana, por lo que es uno de los autores nacionales más leídos en el país y el extranjero.

El poeta Hugo Gutiérrez Vega lo definió un prodigio literario, creador de una prosa poética perfecta en la que utiliza el lenguaje del pueblo.

A 29 años de su fallecimiento, ocurrido el 7 de enero de 1986, el también escritor jalisciense destacó que “la obra de Juan Rulfo está por encima de la importancia, está en el terreno de los prodigios y de la pericia literaria, está hecha de murmullos, de silencios y de palabras, de los muertos que se quedaron pegados en los muros ruinosos”.

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