El cine francés y la industria internacional del entretenimiento están de luto tras la muerte de Tchéky Karyo, actor de origen turco-griego que desarrolló una prolífica carrera en Francia y dejó huella en Hollywood. El intérprete falleció el viernes 31 de octubre de 2025, a los 72 años, en Bretaña, tras una larga batalla contra el cáncer, según confirmó su familia a través de la agencia France Presse (AFP).
La noticia fue difundida por su esposa, la actriz Valérie Keruzoré, y sus hijos, quienes expresaron su dolor en un comunicado oficial: “Valérie Keruzoré, su esposa, y sus hijos lamentan profundamente anunciar el fallecimiento de Tchéky Karyo. Falleció a causa de un cáncer, rodeado de su familia”. Su agente, Élisabeth Tanner, también confirmó el deceso a medios internacionales, destacando su legado en cerca de 100 producciones cinematográficas y televisivas a lo largo de cuatro décadas.
Karyo nació en Estambul en 1953, descendiente de familias judías sefardíes españolas —su madre de origen griego judío y su padre turco sefardí—, pero se trasladó a París de joven, donde estudió actuación en el Théâtre Cyrano y el Théâtre National de Strasbourg, bajo directores como Patrice Chéreau y Peter Brook. Comenzó su carrera en el teatro antes de debutar en el cine en 1982 con La Balance, de Bob Swaim, papel que le valió una nominación al César como actor revelación.
A lo largo de su trayectoria, participó en cerca de 100 producciones. Entre sus papeles más emblemáticos destacan el del cazador Tomug en L’Ours (1988), de Jean-Jacques Annaud, que atrajo casi nueve millones de espectadores en Francia; Bob, el manipulador en Nikita (1990), de Luc Besson; y Dimitri Mishkin en GoldenEye (1995), una de las entregas más taquilleras del universo James Bond, con Pierce Brosnan, que recaudó más de 350 millones de dólares globalmente. También brilló como el oficial francés en The Patriot (2000), junto a Mel Gibson, y como el traficante de drogas en Bad Boys (1995), con Will Smith y Martin Lawrence.
En años recientes, Karyo se mantuvo activo en televisión, destacando por su rol como el detective Julien Baptiste en la serie británica The Missing (2014-2016) y su spin-off Baptiste (2019-2021), donde interpretó a un investigador taciturno y emocionalmente cargado. Estas actuaciones le valieron elogios internacionales por su profundidad dramática y consolidaron su prestigio como actor versátil. Entre sus últimos trabajos figuran la serie Liaison (2023) de Apple TV+ junto a Vincent Cassel y Eva Green, la comedia negra Boat Story (2023) de BBC, y su rol final en la serie francesa Faster (2025).
Además de su labor actoral, Karyo era músico y compositor, habiendo lanzado dos álbumes, y hablaba fluidamente francés, español, inglés y árabe. En su vida personal, estuvo casado primero con la actriz Isabelle Pasco, con quien tuvo una hija, Liv; tras su divorcio, se casó en 2002 con Valérie Keruzoré, con quien tuvo otra hija, Louise, y compartió más de dos décadas de vida en París y Bretaña. Reservado sobre su intimidad, su lucha contra el cáncer se mantuvo privada hasta el final.
La comunidad artística ha comenzado a rendirle tributo en redes sociales y medios especializados. Lindsay Salt, directora de drama de la BBC, lo describió como “un actor talentoso, amado por las audiencias de la BBC por sus roles en The Missing, Baptiste y recientemente Boat Story”. En X, fans y colegas expresaron su admiración: “Uno de los mayores villanos del cine de los 90 y 2000, con una sutileza increíble en sus expresiones”, escribió un usuario; otra persona lo recordó como “un actor brillante y un hombre encantador que seguía a fans en redes”. Directores como Luc Besson y Jean-Jacques Annaud han destacado su intensidad y compromiso, mientras que Pierce Brosnan tuiteó: “Un placer compartir pantalla en GoldenEye. Descanse en paz, amigo”. Se espera que en los próximos días se realice una ceremonia íntima en Bretaña, seguida de homenajes públicos en festivales de cine y espacios culturales franceses.
Tchéky Karyo deja un legado de intensidad, versatilidad y compromiso con el arte. Su presencia en pantalla, marcada por una mirada profunda y una voz inconfundible, seguirá viva en cada una de sus interpretaciones.









