El tedio de viajar diariamente al trabajo resultó ser bastante productivo para Paula Hawkins.
Los días que pasó viendo por la ventana de los trenes inspiraron la primera novela de esta experiodista, «The Girl on the Train», cuyo personaje principal presencia una escena horrible desde la ventana de un tren expreso.
Publicada en enero, fue anunciada como «La ‘Perdida’ de este año», una etiqueta que ha resultado ser mucho más que un buen deseo de los publicistas. El libro alcanzó la cima de los más vendidos y se ha vuelto un libro de culto en los círculos de lectura, vendiendo más de 750.000 ejemplares tan solo en Estados Unidos. DreamWorks ya adquirió los derechos para convertirlo en una película.
«La gente sigue preguntando ‘ya pasó’. Y un ‘no lo sé’ suele ser la respuesta breve», dijo Hawkins quien acababa de regresar de Estados Unidos tras una gira de promoción cuando realizó esta entrevista en un restaurante tan refinado de Londres que su té venía servido en un aparato complicado que hacía que servirlo fuera todo un reto.
«Obviamente no soy tan fina como para venir aquí», dijo.
La escritora de 42 años originaria de Zimbabue, dijo que todavía está sumida en la primera «oleada loca» de éxito literario. Esto es muy distinto a sus primeros días en Londres cuando era estudiante y luego periodista, tomando trenes desde casas en los barrios periféricos de la ciudad para ir al centro.
Hawkins dijo que siempre ha disfrutado la «extraña sensación de conexión que se logra usando el transporte», con la gente y los lugares que se miran todos los días. «Y después pensar distraídamente qué pasaría si vieras algo impactante o siniestro».
Eso es lo que le pasa a la protagonista del libro, Rachel, quien trata de ahogar sus penas en alcohol por un matrimonio fallido.
Rachel empieza a intrigarse con la aparentemente perfecta vida de una pareja que vive en una casa en especial que suele pasar en su camino. Un día ve algo impactante y poco después la mujer de la casa desaparece.
Rachel se obsesiona con resolver el misterio, pero sus lapsos sin recuerdos por el alcohol hacen que sea difícil encontrar la verdad.
«No se puede confiar en lo que percibe, ni siquiera ella misma», dijo Hawkins. «Es una manera muy buena de atraer la gente a la historia, porque constantemente debes dudar de lo que te dicen».
Los lectores y los críticos respondieron con entusiasmo a la narrativa desafiante de Hawkins. El Washington Post calificó el libro como «bien escrito e ingeniosamente construido», mientras que el Guardian dijo «los libros de suspenso tendrán que mejorar para igualar a Hawkins este año».
La autora reconoce que fue un riesgo. Rachel es tan obstinada que podría parecerle poco amigable a algunos. Los otros dos narradores de la novela — Megan, la mujer a la que ve desde el tren y Anna, la pareja del ex de Rachel — son también mujeres complicadas y en problemas.
«Tengo mucha compasión por Rachel», dijo Hawkins. «Pensé que era una mujer convincente y que sería reconocida por muchas personas como alguien que conocen y acaba de caer al precipicio».
Hawkins se siente cómoda en este paisaje de secretos obscuros y misterio emocional, mucho más cómoda que antes cuando escribía comedias románticas ligeras bajo el pseudónimo de Amy Silver.
Escribió cuatro en total, y dice que a medida que continuaba con su serie «los libros se volvían más y más obscuros y más miserables y continuaban pasando cosas terribles».
«Creo que escribir en el lado obscuro, escribir tragedia, es mucho más fácil que escribir de felicidad», dijo. «La felicidad es menos cautivadora psicológicamente ¿no?»
«The Girl on the Train» tiene una prosa sencilla y fresca que comunica efectivamente una sensación de peligro.
Hawkins dijo que las películas de Alfred Hitchcock son una influencia para ella «Me encanta, ese aumento lento (del suspenso) y la sensación de paranoia y dudas sobre uno mismo».
No es de sorprender que la novela haya sido comparada con «Perdida». Ambas son historias de psicosis suburbana con narradoras femeninas poco confiables.
Hawkins dice ser una gran admiradora de la autora de «Perdida», Gillian Flynn, aunque le parece que sus libros son muy diferentes. Le complace ser parte de una camada de autoras femeninas «escribiendo sobre el lado realmente obscuro de las relaciones, de matrimonios que se han puesto muy mal».
«Supongo que hay preocupaciones en la mente de muchas mujeres», dijo. «No sé si ocurren al mismo nivel en los hombres».
«Me interesan las amenazas ordinarias. Sé que a la gente le interesan los asesinos seriales y otras cosas, pero en realidad esos no son los crímenes más comunes. Los crímenes que ocurren tienden a ser más de una naturaleza doméstica y son bastante banales, pero la psicología detrás de ellos es fascinante. Las historias que te llevan a la violencia son las interesantes».
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