Última temporada de ‘The Big Bang theory’: cinco datos científicos que hemos aprendido con ellos

The Big Bang Theory estrena hoy en Latinoamérica por Warner Channel su decimosegunda temporada, convirtiéndose, a su término, en la serie de comedia estadounidense con público directo más longeva de la historia.

Cuando todo apuntaba a que la comedia de CBS sería renovada por dos temporadas más, Jim Parsons, Sheldon Cooper en la pantalla, ha decidido que esta será la última temporada en la que interprete al personaje.
En sus 279 episodios, los guitistas han colado, entre risa y risa, algunos conocimientos científicos que se han quedado en nuestra memoria. De hecho, la divulgación científica de la serie le valio la Medalla Stephen Hawking, un premio que reconoce la importancia de popularizar la ciencia a través de formatos de comunicación menos habituales.
El encargado de introducir estos conceptos (y de que sean rigurosos) es el físico y astrónomo David Saltzberg, profesor de la Universidad de California (EE.UU.). Según contaba Quo, Saltzberg está presente en los rodajes y verifica las fórmulas que aparecen en las pizarras, y también recibe los guiones para su supervisión, los que él mismo completa con bromas y comentarios de índole científica.
Estas son cinco de las lecciones que estos freaks nos han trasmitido en los últimos 12 años:

Los secretos de la genética

De izquierda a derecha: Leonard Hofstadter, Sheldon Cooper, Howard Wolowitz y Rajesh Koothrappali. /Warner Bros.
La genética es la razón por la que los hijos heredan ciertas características de sus padres o por el que muchos creen que tener padres inteligentes convertirá al hijo también en inteligente.
Como cuentan en Muy interesante, a mediados de los 80, un empresario tuvo la idea de que las personas más listas del planeta vendieran sus espermatozoides, de este modo, las mujeres o parejas que estuvieran interesadas, podrían comprar el semen y así tener hijos supuestamente inteligentes.
Según explican, aunque el negocio fue fructífero, el resultado del experimento no fue el esperado. Sobre este tema, Sheldon opina que a quien habría que comprar el esperma es a Alfred Nobel, que sí tuvo un hijo realmente listo.
La genética sale en varias ocasiones durante la serie. En otra ocasión, considera que el ADN usperior de Missy, su hermana, tiene el potencial de engendrar a un Sheldon 2.0, y sería un desperdicio combinarlo con el de cualquiera de sus amigos.

La teoría de cuerdas

Sheldon con su inseparable pizarra. /Warner Bros.
En uno de los capítulos, Sheldon Cooper discute con un alumno sobre la célebre teoría de cuerdas, segun la cual todo el universo está conformado por pequeñas hebras conocidas como cuerdas, de tal modo que cada partícula nace de la vibración de una de ellas.
Esta intrincada teoría es tan rompedora porque combina dos de las grandes teorías físicas conocidas: la teoría de la relatividad de Einstein y la mecánica cuántica.

El efecto Doppler

Sheldon disfrazado de efecto Doppler. /Warner Bros.
En uno de loe episodios, Sheldon se viste con un traje negro con rayas blancas para una fiesta de disfraces: aunque solo entendió la referencia su grupo de amigos, el insistía en que iba disfrazado de efecto Doppler.
Conocido así por el físico austriaco Christian Andreas Doppler, consiste en un cambio de frecuencia en el desplazamiento de las ondas. De esta forma, cuando un sonido (la sirena de un coche de policía, por ejemplo) se acerca, tiende a ser más agudo.
Sus aplicaciones, según explican en Omicrono, van desde los radares de carretera a demostrar que el universo está en expansión: “cuando miramos a cualquier galaxia un poco lejana vemos que todas las ondas que recibimos son más rojas (tienen menos frecuencia) de lo que deberían ser y esto quiere decir que esa galaxia se está alejando.
Y puesto que da igual en que dirección miremos todas las galaxias se alejan pues deducimos que es el universo que se está expandiendo”, dicen.

La paradoja del gato de Schödinger

Sheldon Cooper y Penny. /Warner Bros.
Una de las teorías complejas más populares, quizá por tener como protagonista a una entrañable mascota, es la del gato de Schödinger.
Al final de la primera temporada de la serie, Penny pide consejo a Sheldon sobre si salir o no con Leonard Hofstadter, a o que él responde usando esta teoría como metáfora y desconcertando a su vecina.
Su origen se remonta al día en que el físico Erwin Schrödinger lanzó el siguiente planteamiento: un gato está encerrado en una caja con un átomo radioactivo, un contador de Geiger (herramienta que mide la radiactividad) y una ampolla con cianuro.
Si el átomo se desintegraba, el contador detectaba la radiactividad y rompía el frasco de veneno, por lo que el gato acababa muriendo.
Esta paradoja servía para explicar un aspecto fundamental de la mecánica cuántica, y es que solo cuando abriéramos la caja el gato estaría realmente muerto o vivo.

La ecuación de Drake

Howard Wolowitz. /Warner Bros.
Frank Drake, astrónomo y presidente del SETI (acrónimo del inglés Search for ExtraTerrestrial Intelligence), propuso en 1961 una fórmula para calcular el número de posibles civilizaciones de la Vía Láctea que podrían llegar a contactar con la Tierra en algún momento.
Poniendo en práctica su ecuación, Drake concluyó que en nuestra galaxia podrían existir hasta una decena de civilizaciones capaz de establecer comunicación con nosotros. En un momento de la serie, Howard Wolowitz desarrolla una fórmula matemática para calcular las probabilidades de tener sexo, mediante la aplicación y modificación de esta ecuación.
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma